La Rioja es un destino ideal para los amantes del vino, con numerosas rutas que recorren bodegas históricas y museos donde degustar un auténtico Rioja. En La Rioja Alavesa, pueblos como Laguardia te ofrecen el lugar perfecto para alojarte y comenzar tu ruta vinícola, mientras que en La Rioja Alta, ciudades como Logroño y Haro te invitan a descubrir la esencia más pura de estos vinos emblemáticos.

Cádiz es la tierra del vino de Jerez, con una tradición única y siglos de historia. Visita sus bodegas centenarias y aprende sobre la crianza de los vinos, desde el fino hasta el oloroso . La ciudad de Jerez de la Frontera es el mejor lugar para reservar tu bed and breakfast y sumergirte en esta cultura vinícola. Por la noche, saborea una copa de Jerez en una taberna tradicional y descubre el encanto de Andalucía.

El Priorat ofrece un paisaje montañoso único donde se elaboran vinos intensos y minerales. Explora pequeñas bodegas familiares y descubre cómo la tradición se mezcla con la innovación. Pueblos como Gratallops o Falset son perfectos para alojarse y adentrarse en esta región vinícola de renombre mundial. Disfruta de una copa frente a los viñedos y déjate llevar por la magia de sus sabores.

Rías Baixas es el paraíso de los vinos blancos frescos y aromáticos, con la uva Albariño como estrella. Pasea por bodegas a orillas del Atlántico y déjate seducir por su encanto costero. Ponte como base pueblos como Cambados o O Grove, ideales para combinar enoturismo y playa. Después de un día de catas, disfruta de una copa de Albariño al atardecer, acompañada de mariscos frescos.

Ribera del Duero es sinónimo de vinos potentes y llenos de carácter. Recorre sus famosas bodegas modernas y tradicionales, donde podrás catar tintos excepcionales. Pueblos como Peñafiel o Aranda de Duero son el punto ideal para reservar tu B&B y vivir la experiencia vinícola al máximo. No te pierdas una visita a sus museos del vino y disfruta por la noche de una copa en una taberna local.

Un valle verde y tranquilo al oeste de Eslovenia, muy cerquita de Italia, donde se producen vinos blancos súper interesantes como el Zelen o el Pinela, que no vas a encontrar en otro sitio. El Valle de Vipava es perfecto para perderse entre viñedos, pedalear por caminos rurales y probar la gastronomía local sin prisas. Pasa por el pueblecito de Vipavski Križ, una joyita amurallada en lo alto de una colina, y acaba el día con una copa de vino con vistas al valle. Ideal si buscas algo auténtico, bonito y sin multitudes.

Puglia es sol, mar y vino. Conocida por sus tintos intensos, esta región del "tacón" de Italia es el hogar de uvas como Primitivo, Negroamaro y Nero di Troia, que dan lugar a vinos con cuerpo, fruta y carácter mediterráneo. Puedes recorrer viñedos entre olivos y pueblos blancos como Locorotondo, Manduria o Alberobello con sus famosos trulli. Visita bodegas familiares, prueba vinos naturales y termina el día con una copa en una masseria tradicional mientras cae el sol sobre los campos dorados.

Wachau es una de las regiones vinícolas más bonitas (y menos conocidas fuera de Austria) de Europa. A lo largo del Danubio, entre Melk y Krems, destaca por sus blancos elegantes y minerales, como Grüner Veltliner y Riesling. Puedes recorrer la zona en bici, barco o coche, parando en pueblos como Dürnstein, con su castillo en ruinas, o Spitz, rodeado de viñedos. Las bodegas son pequeñas, familiares y llenas de historia. No te pierdas la Abadía de Melk, uno de los grandes tesoros barrocos de Europa.

Una región pequeña y poco conocida entre Lyon y los Alpes, pero con vinos llenos de encanto. Aquí se producen blancos frescos, tintos ligeros y espumosos delicados como el Cerdon, un rosado burbujeante y afrutado ideal para aperitivos o postres. Rodeado de montañas, viñedos y pueblos tranquilos, el pueblo Vongnes es perfecto para catar en bodegas familiares y desconectar del mundo. Si buscas vino, naturaleza y cero turistas… Bugey es tu lugar.