El increíble azul del mar de Cefalú es sin duda su principal atractivo. Las estrechas y coloridas casas del pueblo dan directamente a la playa y crean un cautivador contraste con el color del mar. Detrás del pueblo se eleva la majestuosa Rocca de Cefalú, que ofrece una vista impresionante, un lugar donde la ciudad se vuelve visualmente cautivadora en comparación con el resto de Sicilia.

Además de bañarte en el mar, Saint-Malo está repleta de actividades para todos los gustos. Pasea por el centro de la ciudad, descubre la plaza Chateaubriand y los magníficos restaurantes que se esconden entre las calles adoquinadas. Después de una visita al puerto de Saint-Vincent, sube a las murallas para las vistas.

Llanes en verano es el destino perfecto para disfrutar del norte. Puedes recorrer su precioso casco histórico, darte un baño en playas como Toró o Torimbia, o caminar por el Paseo de San Pedro con vistas al mar Cantábrico. Todo acompañado de buena gastronomía, sidra fresca y el encanto único de la costa asturiana.

Zambujeira do Mar se asienta sobre un acantilado de la salvaje Costa Vicentina y ofrece impresionantes vistas del Atlántico. Debajo, una playa de arena se extiende entre rocas espectaculares, perfecta para quienes buscan tranquilidad y naturaleza. Este encantador pueblo pesquero seduce por sus casas encaladas, su ambiente relajado y sus impresionantes puestas de sol.

¿Buscas una mezcla de historia, belleza y relax? ¡Corfú es tu lugar! Pasea por la ciudad de Corfú, donde cada rincón parece un viaje al pasado, con su arquitectura veneciana y sus encantadoras calles. Paleokastritsa y Myrtiotissa son impresionantes playas de sus aguas cristalinas. Alquila un coche o una moto para explorar los tesoros ocultos de la isla, ¡Corfú te robará el corazón!

Primošten es una encantadora ciudad costera situada en una pequeña península, rodeada por las aguas cristalinas del Adriático. Sus hermosas playas de guijarros, como Velika Raduča, son perfectas para relajarte. Las callejuelas del casco antiguo, las tradicionales casas de piedra y las impresionantes puestas de sol crean un ambiente inolvidable.

Zahara de los Atunes es un rincón mágico en la costa gaditana donde el tiempo parece detenerse. Sus playas infinitas, bañadas por el Atlántico, invitan al descanso, mientras que en sus bares y restaurantes se rinde culto al famoso atún rojo de almadraba, capturado de forma tradicional y considerado uno de los mejores del mundo.

Naoussa, en la isla de Paros, es un pueblo pesquero de postal en las Islas Cícladas en Grecia, conocido por sus casas encaladas y su encantador puerto. Es famosa por el marisco fresco, especialmente el pulpo a la parrilla, los calamares y el pescado aliñado con limón y aceite de oliva. Cenar frente al mar es tan inolvidable como las vistas.

Procida, con sus casas pintadas de vivos colores y sus aguas de un azul brillante, es un tesoro del Mediterráneo. Aquí podrás deleitarte con una deliciosa pasta con almejas, saborear la frescura del marisco y degustar una refrescante copa de limoncello. El lugar perfecto para disfrutar de la cocina y el encanto de la isla.

Apulia es una tierra que me encantó, y Otranto es uno de los lugares que se ha quedado en mi corazón. Recuerdo los paseos nocturnos, cuando el calor del día empieza a desvanecerse y se empieza a sentir la fresca brisa marina. Las estrechas callejuelas del casco antiguo están siempre animadas, llenas de pequeñas tiendas que venden de todo, desde recuerdos hechos a mano hasta productos locales. Hay cierta magia en el aire, una especie de serenidad que te envuelve. Como la sencillez de una bruschetta de tomate, rociada con ese buen aceite de oliva. Sabores intensos, genuinos, como esta tierra. Y luego está el mar, Baia dei Turchi al atardecer, ¡uno de los recuerdos más bonitos de mi viaje!

Silvia.

Echando la vista atrás en mi viaje por carretera a través de Croacia, Plaža Dubovica se ha ganado un lugar especial en mi corazón. Esta pequeña bahía está enclavada entre los acantilados de Zaraće y Sveta Nedelja, en la hermosa isla de Hvar. Aparca el coche o la moto junto a la carretera y sigue el camino hacia abajo. El camino es bastante empinado, pero al final te espera una idílica bahía de aguas cristalinas. Extiende la toalla en la playa de, date un chapuzón en el agua, pide algo de beber en el pequeño chiringuito y escucha la música clásica que tocan en la histórica residencia ribereña.

Josjah.

Cadaqués es un lugar que está profundamente grabado en mi memoria, de una belleza casi surrealista. Incluso el trayecto por la sinuosa carretera que atraviesa el árido paisaje del Cap de Creus es como viajar a otro mundo. En el propio pueblo, las callejuelas desaparecen entre las casas encaladas y la luz confiere a todo una suave claridad. Al atardecer, disfruté sentada en la orilla, donde las barcas se mecen suavemente en el agua y el sol desaparece lentamente. En una taberna rústica, comí pescado fresco a la parrilla y una copa de vino blanco: simplemente perfecto. Es esta mezcla de tranquilidad, mar y arte lo que hace que Cadaqués sea tan único.

Ruth.